miércoles, 9 de marzo de 2011

JUSTIFICACION CIENTIFICA DEL REIKI



Poco a poco la ciencia comienza a comprender algunos aspectos de las energías curativas. Para poder desarrollar una teoría científica sobre los efectos de Reiki, es necesario ocuparse de los campos magnéticos que produce todo ser viviente.

El médico Dr. JAMES OSCHMAN describe este fascinante tema en un libro: ENERGY MEDICINE, THE SCIENTIFIC BASIS. Se sabe desde hace bastante tiempo que nuestro cuerpo es atravesado por la corriente eléctrica. Fluye a través de nuestro sistema nervioso y forma parte de las fuerzas de autocontrol de nuestro cuerpo. Cada órgano y cada tejido de nuestro cuerpo está comunicado con el sistema nervioso.

Desde este sistema y partiendo del cerebro se emiten las señales que controlan todas las actividades corporales. También dentro de las células y entre ellas circula corriente eléctrica. Muchas de ellas contienen incluso cristales líquidos que se alojan en las membranas celulares, en la mielina de los nervios y en otros lugares. Cuando se ejerce presión sobre los cristales, estos producen descargas piezoeléctricas. Por esta razón los cristales líquidos del cuerpo generan constantemente corrientes eléctricas. Significa que al igual que ocurre con el láser, las frecuencias están al unísono con un cierto entorno. Tales vibraciones láser pueden propagarse dentro del cuerpo e irradiar hacia su alrededor.

Existe además otro sistema nervioso, el sistema perineural. Compuesto por una capa de tejidos entrelazados que rodean al SN. Más de la mitad de las células cerebrales son células perineurales o gliales. Debe imaginarse al sistema Perineural como un segundo sistema nervioso que trabaja con corriente continua. Es dirigido por las células cerebrales y toma parte activa en todo proceso de curación. Si una parte del cuerpo se encuentra dañada, el sistema perineural genera un potencial eléctrico en ese lugar, que advierte al cuerpo del daño. Con ayuda de ese potencial eléctrico, el sistema perineural dirige células hacia el lugar lastimado, como glóbulos blancos, fibroblastos o células móviles de la piel. El potencial eléctrico se modifica durante el proceso de curación. El sistema perineural es además muy sensible a los campos magnéticos exteriores.

 Las corrientes eléctricas en el cuerpo humano producen campos magnéticos, denominados campos biomagnéticos. Penetran en el cuerpo y lo rodean. Se han podido mensurar estos campos por medio de medidores biomagnéticos sensibles. Estos resultados biomagnéticos nos ayudan a comprender las funciones del cuerpo y a diagnosticar enfermedades. El más potente de los campos biomagnéticos se halla localizado en el corazón. El cerebro y otros órganos están rodeados por sus propios campos biomagnéticos. Cuando un órgano está sano tiene una frecuencia determinada. Si se enferma, esta frecuencia se modifica. Todos estos campos biomagnéticos conforman un gran campo biomagnético que rodea el cuerpo y se corresponde con lo que denominados AURA.

 Por esta razón, aún cuando existen otros componentes, el campo biomagnético es uno de los componentes principales del aura. Estos campos tienen a su vez influencia sobre otros campos que se encuentran en las proximidades, aún sobre los de otras personas. Este principio se denomina inducción. Significa que un campo magnético puede actuar sobre otro, en la medida en que produce cambios en el campo o modifica incluso la intensidad y frecuencia de la corriente eléctrica que circula en su conductor. Es decir, el campo biomagnético de una persona puede actuar sobre el de otra y de esta manera influir a veces sobre el bienestar general así como sobre el funcionamiento de los órganos y los tejidos. Al mismo tiempo es el fundamento científico del hecho de que una persona puede producir un efecto terapéutico sobre otra.

Desde el punto de vista científico la piel no representa el límite de una persona, sino que su personalidad se extiende hacia el entorno. Esto está ahora probado e incluso explicado científicamente.

También las manos están rodeadas de campos biomagnéticos. Se han medido los campos de los terapeutas durante los tratamientos y se comprobó que eran mucho más intensos que los de las personas corrientes. Se utilizó un simple medidor magnético compuesto de dos bobinas de 80.000 vueltas cada una y se lo conectó a un amplificador. Las manos de los terapeutas alcanzaron un valor de 0,0002 Gausios, lo cual es mil veces más alto que cualquier otro campo que emite el cuerpo. La fuerza curativa en las manos es producida en parte, por el sistema perineural. Este sistema rodea los nervios y ofrece un camino para la corriente contínua. Las corrientes son moduladas por impulsos cerebrales que, a su vez, son dirigidas por el Tálamo. Las manos emiten otros tipos de energía que tienen efectos terapéuticos. Hay ciertos indicios de que las manos de los terapeutas irradian rayos infrarrojos, microondas y otras variedades de fotones, a los que responden los sistemas biológicos.

El científico Herbert Frohlich, lo describe del siguiente modo: "Un componente formado por células, por ejemplo el tejido o un órgano, dispone de frecuencias combinadas, que regulan procesos importantes, como por ejemplo la división celular. Estas frecuencias son por lo general muy estables. Si por algún motivo una célula modifica su frecuencia, las células vecinas emiten señales que restablecen la frecuencia correcta. Pero si son muchas las células que pierden su ritmo, la fuerza de las vibraciones combinadas se va aflojando hasta que deja de ser estable. La pérdida de la cohesión puede derivar en enfermedades o trastornos" .
Esta interpretación coincide con la idea Metafísica, según la cual una enfermedad, antes de manifestarse corporalmente, comienza primero en el aura o en el campo biomagnético.

Si un terapeuta coloca sus manos en las proximidades de un órgano enfermo y comienza su trabajo, el campo biomagnético que procede de sus manos comienza a pulsar en la frecuencia exacta que necesita el órgano enfermo. Dado que el campo biomagnético del terapeuta es más potente que el del órgano enfermo, las frecuencias sanas son inducidas hacia el campo del órgano enfermo. De esta manera se acomodan nuevamente en la franja de la salud. Esto tiene a su vez efecto sobre las corrientes eléctricas que actúan en las células y en el Sistema Nervioso dentro y fuera del órgano, así como también en el normal desarrollo del órgano. De esta manera se produce la cura.

A pesar de esta y otras justificaciones científicas que a veces se nos hace difícil explicar a otros, excepto que seamos expertos en física cuántica, lo importante es la intención con la que alguien se dispone a hacer Reiki a otro, que sin más, debe ser la de trasmitir el amor necesario para que quien recibe se sienta mejor y llegue a la plenitud de su ser.

FUENTE: tomado de la web.

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